Notas Programa 1.- Lieder de Mozart, Schubert, Schumann y Mendelssohn
Conciertos del Museo para las Familias Música de cámara antigua, barroca, clásica y contemporánea
Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Lieder de Mozart, Schubert, Schumann y Mendelssohn
Domingo, 10 de octubre de 2010 a las 12:00 horas
Laura Antonaz, soprano
Edoardo Torbianelli, fortepiano según A. Stein, 1784, afinado en La3 a 430Hz. – instrumento cedido por la colección CAF de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel- y piano Yamaha modelo C3, 1980, afinado en La3 a 440Hz. –instrumento del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.
Esta mañana da comienzo el primer ciclo de Conciertos del Museo para las familias. La presente edición se compondrá de una serie de tres conciertos coordinados por Conrado Álvarez Fariña, patrocinados por el Organismo Autónomo de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y organizados por ATADEM (Asociación Tinerfeña de Amigos de la Música) con la colaboración del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y la Real Academia Canaria de Bellas Artes que cederá los instrumentos históricos.
Ya en el título del ciclo se deja ver la intención de dedicar a las familias esta aproximación a la música, especialmente a sus miembros más jóvenes. La educación musical, en el sentido de la adquisición del hábito de escuchar música como una forma más de inmersión cultural, no tiene por que restringirse a los ámbitos formales, conservatorios o escuelas de música. Compartir la experiencia de la música con nuestros padres da una nueva dimensión al universo musical: la afectiva. ¿Quién no asocia tal o cual obra con la primera vez que la escuchó, probablemente en compañía de un ser querido?
El primer concierto de este ciclo es perfecto para crear estos lazos afectivos e intelectuales entre nosotros y nuestros hijos. En él escucharemos lieder escritos para voz y teclado, o teclado solo, por tres de los compositores que desarrollaron este género camerístico hasta elevar la simple melodía acompañada a cotas poéticas y expresivas raramente alcanzadas por otros autores.
Los lieder, literalmente canción en lengua alemana, son composiciones escritas para un cantante acompañado por un teclado, normalmente un piano, que
florecieron en el Romanticismo aunque sus orígenes los encontramos ya en el clasicismo de la mano de compositores como Mozart y Beethoven. Su estructura suele ser ternaria, es decir, tienen una primera sección que se repite tras otra contrastante que se intercala entre ambas. Otras veces tienden a amoldarse a una forma más discursiva paralela a la evolución del poema en el que están basados. En estos lieder la música alcanza su clímax en el momento de máxima tensión del texto.
Son precisamente estos compositores alemanes – Schubert, Schumann y Mendelssohn – quienes indagan en el espíritu humano al tiempo que observan la naturaleza como obra de arte en sí misma. Ellos expresan en sus obras, a través de formas y recursos musicales aparentemente sencillos la complejidad de un mundo en el que lo fabulado, lo popular y el recuerdo muchas veces nostálgico de la infancia evocan sentimientos profundamente íntimos e incondicionalmente ligados a nuestra calidad de seres humanos.
Los lieder de Mozart están compuestos sobre textos que, siguiendo la moda de la época, cantan serenamente a la amistad, la alegría y, por supuesto, al amor. Pero en sus canciones ya se perciben los vínculos que en el Romanticismo ligarán perfectamente poesía y música.
Schubert y Schumann nos deleitarán con una música basada en melodías, muchas veces evocadoras de lo popular, y armonías cambiantes de gran versatilidad expresiva en la que los recuerdos de la infancia, velados por ensombrecidos presagios, y los aromas procedentes de oriente serán el vehículo perfecto que exprese el pathos: todo lo que se siente o experimenta; el estado del alma, la tristeza, la pasión, el padecimiento, la enfermedad…
Los Lieder ohne Worte (Romanzas sin palabras) de Mendelssohn siguen el imaginario fantástico de Schubert y Schumann y ahondan en la capacidad evocadora de la melodía. La poesía se transforma, merced a la fecunda imaginación del compositor, en líneas melódicas que ponen de relieve la profunda e indisoluble conexión entre el texto y la voz. Esta, a su vez, se transmuta en el instrumento dando forma a inspiradas melodías que dan fe del ya indisoluble enlace entre lo vocal y lo instrumental.
Deseamos que sea este el primero de una larga serie de conciertos que propicien el encuentro generacional y con nuestra propia cultura. Queremos que sea esta una mirada tanto al legado de nuestra memoria como al futuro de nuestros hijos.
Jesús Arias Villanueva, octubre de 2010